Hace 1 año fuimos en coche de Cartagena a
Cádiz al campo de mis abuelos.
Es súper grande. Tiene un huerto, una
piscina, hamaca y tiene 2 perros.
Llegamos a las 11:00, dejamos la maleta y
nos pusimos el bikini y ¡a la piscina!
Salimos cuando ya estaba la comida y en
cuanto comimos nos esperamos hasta las 17:30 y jugamos con los perros. Les
enseñamos diferentes trucos como sentarse, dar las patitas etc.
Un día casi se cae a la piscina uno de
ellos pero menos mal que no se cayó.
Jugábamos también a la búsqueda del
tesoro, carreras etc. Luego cenamos y algunas veces encendíamos la luz de la
piscina y hacíamos baño por la noche. Siempre que me levantaba estaba uno de
los perros esperándome en la puerta a que le tirara el palo, a desayunar y a la
piscina.
Una vez estábamos jugando en la hamaca y
me subí, y mi hermana y mi primo me balancearon simulando el barco vikingo y me
caí llenándome la cara de tierra pero lo que si fue gracioso es que a mi
hermana en la hamaca vino el perro, lo acarició y el perro le meó y tuvo que ir
rápidamente a ducharse. Al 5º día apareció una serpiente de dos dedos de ancho
(no muy grande)
el bóxer se le tiro y el pastor alemán paso de la serpiente. Al
final la matamos con una sartén.
Lucía Gómez Cayuela, 6ºB

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